Ejercicios de respiración para ALEJAR el ESTRÉS.
Los
ejercicios de relajación son muy buenos para dejar de lado el
estrés, los nervios, la ansiedad y las presiones, todo tan frecuente
en la actualidad. Son herramientas muy útiles para comenzar a
prestar más atención a ese maravilloso proceso de recibir oxígeno,
sin el cuál, no podríamos vivir. No
solemos “bajar un cambio” y detenernos a analizar qué es lo que
ocurre, simplemente respiramos por obligación y como algo mecánico.
Relajación y respiración van de la mano:
Estas
dos palabras similares pueden ir en conjunto y es necesario que así
sea. Piensa en aquellos momentos donde estás enojado o nervioso. Tus
pulmones hacen más trabajo para que el aire ingrese, te sientes
agitado, etc. Entonces, siguiendo esta premisa, cabe esperar que al
disminuir la velocidad de la respiración podemos relajarnos. De la
misma manera que el
estrés perjudica la forma en que respiramos, la relajación la puede
mejorar.
Practicando
cómo respirar (puede parecer un poco extraño tener que aprender a
respirar) es que se puede llegar a un estado de relajación y calma
adecuadas.
Como primera medida, has
de saber que la respiración consciente es amplia, lenta, pausada y
con cierto ritmo. Repetir
tres o cuatro veces ya permite bajar las revoluciones y mejorar el
sistema nervioso, aquietando la mente y combatiendo el estrés.
Es
por ello que algunas disciplinas tales como el taichí, el yoga o
mismo la meditación, prestan mucha atención a la respiración para
poder alcanzar el estado perfecto.
No es preciso que viajes a la
India o que te vuelvas un “yogui” para estar
calmado sino
que puedes
aprovechar ciertos ejercicios para relajarte y calmar tu ansiedad o
nervios.
Se
trata de una rutina muy simple y efectiva. No es de concentración,
sino de recepción (a las sensaciones). Antes de empezar estírate un
poco y muévete para liberar las tensiones y elongar los músculos.
La
postura ha de ser la más cómoda posible. Si
no “aguantas” estar sentado en la posición de flor de loto (la
típica de la meditación), puedes practicar recostado en el sofá o
acostado en la cama. Si hace frío tápate porque al relajarse la
temperatura corporal desciende. Cierra los ojos, relaja los labios y
la mandíbula y enfócate únicamente a la respiración, sin pensar
en los problemas que te aquejan.
Técnicas
de respiración para relajarte:
Una
vez que cumplas con todos los pasos indicados anteriormente (que son
los generales) es momento de elegir una de las rutinas de respiración
que se indican a continuación.
Respiración equitativa o Sama Vritti:
Inhala
por la nariz contando hasta cuatro y exhala también por la nariz
contando hasta cuatro. Eso sería lo básico. Una vez que hayas
practicado varias veces puedes seguir contando hasta cinco, seis o
diez. El objetivo es que calmes tu sistema nervioso, aumentes la
concentración y reduzcas el estrés. Es una técnica muy efectiva
para hacer antes de dormir.
Respiración abdominal:
Coloca
una mano encima de tu pecho y otra en el abdomen. Al respirar fíjate
que el diafragma se infle con el aire suficiente como para ensanchar
los pulmones al máximo. Realiza entre 6 a 10 respiraciones lentas
por minuto. Repite todos los días y verás que cambiará tu estado
general. Además es
bueno para mejorar la presión sanguínea y cardíaca. Funciona
mejor antes de un evento importante como ser un examen, la boda o una
reunión de negocios.
Respiración alternada por las fosas nasales o Nadi Shodhana:
Coloca
el pulgar derecho en la fosa nasal derecha, ejerciendo cierta
presión, pero no demasiada. Respira
profundamente. Mantén el aire en los pulmones y cambia el orificio
nasal tapado, para poder exhalar por la derecha. Esto funciona a la
perfección en aquellos momentos en los que se necesita estar
concentrado y calmado. Además, permite sentirse más despiertos o
enérgicos y calmar dolores de cabeza.
Relajación progresiva:
Es
excelente para evitar tensiones en todo el cuerpo. Cierra los ojos y
concéntrate en tensionar y luego relajar los músculos, en grupos de
dos o tres segundos. Comienza por los dedos de los pies, los
tobillos, las piernas, las rodillas, los muslos, sigue por los
glúteos, las manos, los brazos, la espalda, el pecho, el cuello, la
mandíbula y termina en la cabeza. Para cada grupo, realiza una
inspiración pausada y profunda, contando hasta cinco. Funciona
en cualquier lugar, pero se aconseja en casa. Ten
cuidado si empiezas a sentirte mareado por la hiperventilación.
Respiración completa:
Se
aconseja hacerlo de pie, sobre una colchoneta o manta, descalzo o en
calcetines, con ropa cómoda y que no ajuste demasiado. Inhala aire
por la nariz de forma bien profunda, de manera tal que se hinche el
abdomen y se expanda la caja torácica.
También
se deben elevar un poco los hombros y para ayudarte un poco más,
ponte de puntillas. Mantén
unos segundos el aire en los pulmones y luego exhala lentamente,
“desarmando” la postura, es decir, bajando las plantas de los
pies, los hombros y deshinchando el abdomen.
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